Tocaba la misión 115, mi primera visita al Aeropuerto de Gerona y el día pintaba muy bien, la visibilidad era perfecta y en altura no se esperaban turbulencias. Partí de Reus con mi instructor hacia allá, visitando desde el aire pueblos ciudades y montañas en las que nunca había estado.
Llegó el momento de notificar sobre uno de los puntos del CTR de Gerona, y nuestras intenciones eran realizar una pasada baja y continuar nuestro “routing” hacia las montañas.
Realizamos los procedimientos previos y nos dispusimos a sobrevolar la pista, fue entonces, en un intento por visualizar los alrededores de la pista debido a la velocidad, que pude mantener contacto visual y leer la matrícula de una pequeña Cessna 152 que realizaba taxi para despegar, y se me paró el corazón. Era la primera avioneta con la que había volado en mi vida, cuando en primero de Bachillerato me subí a ella ansioso para saber si esto del vuelo y ser piloto era a lo que quería dedicar el resto de mi vida, y vosotros mismos podéis ver ahora el resultado, me vi yo mismo allí abajo con 4 años menos, con mis miedos, dudas, curiosidades… y no dudo que si hubiera podido mantener una conversación con mi yo del pasado, me hubiera felicitado por haber seguido con el sueño, y volar más alto y rápido que nunca antes .
Cuando perdí aquel avión tan especial para mí de vista, convertimos nuestra velocidad en altura y seguí volando con más fuerzas que nunca antes pese a mis pocas horas, el vuelo transcurrió de forma genial con unas preciosas vistas de los pirineos en el horizonte.
Fue un día que recuerdo siempre con una sonrisa, y que me demostró que los reencuentros, una vez más, son momentos geniales de esta vida.
Fuente: Abel Sardaña, alumno de 3º curso del Grado en Piloto de Aviación Comercial y Operaciones Aéreas en CESDA.