JOSÉ MIGUEL ALONSO / Artículo publicado en la revista Flight Plan 9 (CESDA)
Desde hace varias décadas, el hecho de poder viajar al espacio de manera privada ha sido siempre visto como una utopía. Actualmente, lo que hasta hace no mucho tiempo no era más que sueño, es ya una realidad. Ya hay cientos de reservas de billetes para viajes turísticos suborbitales, efectuadas en varias compañías en todo el mundo, para comenzar a realizar los primeros viajes durante el año 2010. Estos viajes, tienen unos precios que oscilan entre los $200.000 y los $98.000 según el tipo de entrenamiento que incluyan y la duración del vuelo. Tendrán el mismo punto de partida y destino con una duración media de 1 hora de vuelo y aproximadamente 10 minutos de ingravidez a 100 km de altitud.
Se trata de una revolución en la forma de entender el turismo, que como muchas otras cosas, ha tenido su evolución. Inicialmente, la tecnología ha progresado de tal manera que ha permitido desarrollar los vehículos y las infraestructuras necesarias para poder viajar al espacio con costes aceptables para su comercialización. Dentro de este apartado, se están construyendo vehículos como el SpaceShipTwo, de Virgin Galactic o el Lynx de la XCOR, con elementos más resistentes a la reentrada que los del propio transbordador espacial. Además, se están construyendo nuevas instalaciones llamadas espaciopuertos, como el situado en el desierto de Mojave, que supondrán otra revolución debido a que serán acondicionadas específicamente para este tipo de vuelos. Un punto fundamental a tener en cuenta ha sido el desarrollo de vehículos totalmente reutilizables, lo que permite reducir en gran medida los costes de los billetes ofertados.
Era necesario crear un punto de partida para esta aventura, punto que llegó con la aparición del premio Anzari X-prize en 1996 en EE.UU. Su objetivo era fomentar la investigación y desarrollo de empresas privadas interesadas en explotar comercialmente este emergente mercado. Este premio, dotado con 10 millones de dólares, sería para la primera compañía con fondos privados que realizase en el transcurso de 15 días 2 vuelos tripulados o su equivalente en carga hasta una altitud de 100km.
Tras la participación de 26 equipos de 7 naciones diferentes fue en un 4 de octubre de 2004 cuando el equipo de Scaled Composites, que más tarde formaría parte de Virgin Galactic, se llevó el gato al agua.
Este hecho, levantó una expectación inusitada en este tipo de viajes, que varias compañías están sabiendo aprovechar. Se han realizado varios estudios de mercado y predicciones de hasta 10 años, por parte de empresas especializadas sobre la viabilidad, necesidades o gustos de los potenciales clientes. Las compañías suborbitales se basan en estos datos para ofrecer el producto más idóneo y por ende, atraer a un mayor número de clientes.
Por otra parte, una vez construidos los vehículos y atraídos a sus pasajeros, faltaban todavía varios aspectos muy importantes por concretar, como la seguridad, normas, condiciones físicas y psicológicas requeridas y la formación de los pilotos de estos nuevos tipos de aeronaves. Es importante reseñar que comparando las 2 principales zonas de desarrollo y fuente de clientes a nivel mundial como son la Unión Europea y Estados Unidos, estos últimos se encuentran a años luz de Europa. En Estados Unidos, en materia de turismo espacial, tienen legislado mediante normativas y leyes, especialmente mediante la “National Space Policy”, todo lo referente a la explotación, seguridad y protección del consumidor. Por el contrario, la U.E. apenas si tiene unas líneas básicas de actuación, que no se encuentran concretadas en ninguna normativa y están provocando una clara desventaja competitiva entre ambos.
Finalmente, respecto a la formación de pilotos, los primeros vuelos están siendo llevados a cabo por pilotos o ex-pilotos de la NASA debido a su experiencia con vuelos orbitales. Esta situación cambiará, ya que conforme vayan aumentando los vuelos, se contratarán a pilotos comerciales habilitados para ello. Para ser piloto espacial, los requerimientos de la “Federal Aviation Authority (FAA)” son: estar certificados para vuelo instrumental y haber superado un curso de formación, ya sea en la misma compañía o en empresas privadas especializadas en la formación en vehículos suborbitales. Estas empresas aún están pendientes de tener aprobados sus programas de formación por parte de la FAA.
Dentro de unos años, tras su generalización y el consiguiente descenso del precio, será algo tan común como un viaje en avión de línea, o incluso aun más.