JOSÉ RAMÓN RIVEIRO / Piloto de Airbus 320
Los biocombustibles representan, para el mundo de la aviación, una gran oportunidad para, potencialmente, solventar toda una serie de problemas que amenazan, de un modo u otro, a este importante sector de la economía a nivel mundial. Se puede afirmar que tres son los grandes motivos que conducen al desarrollo de combustibles alternativos a los derivados del petróleo: costes, cambio climático y seguridad nacional de los países.
Los inicios
En los comienzos de la aviación comercial la reacción, la velocidad y el lujo constituían los principales elementos que impulsaban el desarrollo de los viajes intercontinentales . Pero a partir de las primeras crisis energéticas, el coste del combustible empezó a dispararse, lo que condujo a las compañías a demandar, de los grandes constructores de aeronaves y motores de aviación, el desarrollo de tecnologías cada vez más eficientes, y especialmente de motores que conllevasen un importante ahorro de combustible. En la actualidad, los motores que propulsan las modernas aeronaves comerciales se encuentran entre los más eficientes jamás desarrollados, y los aviones son cada vez más aerodinámicos y ligeros. Por otro lado, también se han logrado muchas mejoras, desde el punto de vista de la eficiencia, en el control de tráfico aéreo, en la manera en cómo se operan los aviones, así como en el desarrollo de instalaciones aeroportuarias cada vez más respetuosas con el medio ambiente. Pero todavía se sigue utilizando el mismo combustible de aquellos primeros años de la aviación comercial a reacción.
Hoy en día
En la actualidad, el sector del transporte aéreo utiliza fundamentalmente combustibles líquidos derivados del petróleo para propulsar sus aeronaves. Una serie de consideraciones medioambientales (contribución al calentamiento global y a la falta de calidad del aire), económicas (impacto que la volatilidad de los precios del crudo tiene sobre los costes de las compañías aéreas) y geopolíticas conducen a reconsiderar la sostenibilidad de esta fuente de energía, por lo que se plantea qué tipo de combustibles alternativos pueden sustituir a los convencionales, a medida que este recurso se vaya agotando y por lo tanto sea cada vez más caro.
El futuro
Los combustibles biológicos sostenibles y de sustitución directa parecen los más adecuados para sustituir a los combustibles fósiles, al menos en el corto y medio plazo, ya que otras alternativas, como el hidrógeno liquido, conllevan cuantiosas inversiones en toda la cadena (producción, almacenaje, transporte, etc.), y en el diseño de nuevas aeronaves, algo que la industria no está dispuesta a asumir, toda vez que los nuevos diseños de aviones constituyen activos de un gran valor, que se amortizan a muy largo plazo, del orden de veinticinco a treinta años.
Tal vez, en un futuro, puedan suponer una alternativa viable, pero por el momento el sector del transporte aéreo parece apostar decididamente por los biocombustibles.